Societat Valenciana d´Ornitología (S.V.O.)

Termina la legislatura y con ella, muy probablemente, la Conselleria de Medio Ambiente, marca UV, que durante estos últimos 4 años han dirigido la señora Ramón-Llin y el señor Castellá. El balance final participa más de la sombra que de la luz si recordamos la otra vez postergada declaración de la Sierra Calderona como Parque Natural, algunas masivas mortandades de aves acuáticas aun no suficientemente aclaradas, un Catálogo de Humedales con notorias ausencias, una Ley de Caza que ampara actividades ilegales como el parany... por citar algunos temas en los que la SVO ha estado implicada. La lista, obviamente, es mucho más larga.

No cabe duda que muchas de las actuaciones u omisiones de la CMA pueden ser objeto de crítica y defensa con variados argumentos. Sin embargo, un aspecto que nunca puede ser justificado por parte de la Administración es su renuencia a facilitar cualquier información que los ciudadanos puedan solicitar o la falta de atención a sus reclamaciones. Si juzgamos por la experiencia de la SVO, la CMA resulta, de forma aberrante, una experta en tales menesteres: sobre los Censos de aves acuáticas de la C.V.. Arroz pretendidamente biológico en Sagunt. Cesiones de uso de terrenos públicos. Planes de recuperación de especies protegidas. Inversiones en obras sin aclarar. Vías pecuarias. Permisos de "parany". La Marjal del Puig. La Marjal d´Albuixec. El Barranc de Xiva. … todos estos casos y más, pendientes de contestación.

De todas ellas, si hay una que resulta un compendio de cómo la Administración publica no debe actuar, es el Concurso para la Contratación de los Censos de Aves Acuáticas de 1996. En breves palabras, pese a que la SVO presentaba la mejor propuesta económica, cubría un mayor número de humedales y contaba con un mayor numero de censadores al realizar su propuesta conjuntamente con AHSA (Amigos de los Humedales del Sur de Alicante) y GECEN (Grupo Estudio y Conservación de los Ecosistemas Naturales) su oferta fue rechazada en favor de la presentada por la Sociedad Española de Ornitología (SEO). Naturalmente, la SVO exigió una explicación de porqué se había tomado esta decisión y -créanlo- a 3 años de nuestra reclamación aún no hemos recibido respuesta pese a que incluso el Sindic de Greuges ha solicitado esa información reiteradamente desde el mes de Octubre del año 1997.

Esta opacidad resulta sospechosa. Tanto más cuando concurren varios factores que la actitud de la CMA nos obliga a considerar significativos. Así, en el pliego de condiciones se exigía contratación previa con la Administración, una cláusula no obligatoria en este tipo de concurso, e incluso poseer datos de censos realizados en años anteriores, algo ciertamente abusivo que vendría a ser como si la ejecución del viaducto de Buñol, por poner un ejemplo, se otorgara a una empresa que, motu propio, se hubiera dedicado a construir la mitad del mismo previamente. Resulta evidente que estas condiciones no favorecían a una agrupación como la SVO que se funda en 1994 y sí en cambio a otras ya asentadas en la Comunidad Valenciana.

Estas circunstancias resultan aun más equívocas cuando se averigua que el biólogo de la CMA redactor del pliego, D. Juan Antonio Gómez, es socio de SEO y uno de los dos encargados de tutelar el Convenio Marco de Colaboración que SEO tiene firmado con la CMA. El señor Juan Antonio Gómez formaba, asimismo, parte de la Mesa de Contratación que decidió finalmente adjudicar el contrato a SEO.

En suma, un desafortunado cúmulo de torpezas del cual nos interesa resaltar no la cuota de responsabilidad de D. Juan Antonio Gómez en el mismo - aunque, la verdad, uno esperaría de alguien como el Sr. Gómez, con una larga vinculación laboral con la CMA, o de sus superiores, una mayor habilidad en estos asuntos - sino poner de relieve el clima que envuelve el asunto. Porque lo grave no es que se rechazara la oferta de la SVO, esta decisión podría ser argumentada, sino, precisamente, que la CMA se niegue a explicar los motivos de su decisión, añadiendo así a un ya sospechoso proceso de selección, un silencio que sólo puede interpretarse como culpable. Sin desear incurrir en temerarias extrapolaciones uno no puede, sin embargo, dejar de pensar en las circunstancias que envuelven otro tipo de adjudicaciones, que implican cantidades muy superiores a las dedicadas a los censos de acuáticas.

En fin, Sr. Castellá su paso por la Administración quedara un poco más manchado por este asunto que a sus ojos, probablemente, no tiene ninguna importancia y efectivamente, por comparación, puede que así sea. No obstante, este asunto de aparente nimiedad pone en entredicho muchos de los principios básicos que sustentan de la relación entre los ciudadanos y la Administración. Ojalá que usted llegue a comprenderlo o que su sucesor o sucesora no decida ignorar este hecho. Desde la SVO siempre estaremos dispuestos a recordarlo.

(Con autorización del autor)