Marjales de La Safor

Aterramientos en Xeresa (7101 bytes)

Aterramientos ocurridos en la zona húmeda de la Safor el 13 de julio de 2000 

 Grup Ecologista SAMARUC/Ecologistas en Acción

(Julio del 2000)

ATERRAMIENTOS EN EL MARJAL DE XERESA-XERACO (LA SAFOR)

El Marjal de la Safor es una zona húmeda de extraordinaria importancia enclavada en uno de los puntos de mayor pluviometría de la provincia de Valencia y a mitad camino entre la Albufera y el Marjal de Pego-Oliva.

El humedal, que hasta hace pocas décadas ocupaba unas 1.300 hectáreas, ha visto como en la actualidad su superficie se ha visto considerablemente reducida. La fuerte presión humana con transformaciones agrícolas y urbanización de sus terrenos han conducido a esta situación. No nos olvidemos que nos hayamos junto a la zona turística más importante de la provincia de Valencia, la Playa de Gandia.

A pesar de ello, diferentes estudios científicos concluyen que posee unos valores medioambientales enormes, comparándolos, incluso, con los del P.N. de la Marjal de Pego-Oliva.

Sin embargo, sobre esta zona se han venido sucediendo toda una serie de amenazas que desde urbanizaciones y puertos deportivos, en el pasado, hasta complejos turísticos, parques temáticos y campos de golf, muy recientemente, han hecho peligrar la pervivencia del mismo.

Pese a contar con numerosa legislación que protege estos espacios sólo últimamente, con su inclusión en el proyecto de Catálogo de Zonas Húmedas de la Comunidad Valenciana, parecía que el futuro de éste se encontraba asegurado. Más aún cuando parece probable se incluya en el listado definitivo de parajes candidatos a integrar la Red Natura 2000. 

Sin embargo, nada más lejos de la realidad. A la voz de “¡Rápido, rápido que esto se acaba!” las agresiones a este humedal, lejos de cesar, se han visto incrementadas en los últimos tiempos y con unas catastróficas repercusiones. 

Los continuos incendios, la proliferación de especies exóticas, los vertidos industriales, la agricultura y la ganadería y la excesiva extracción de agua están haciendo peligrar este valioso marjal. 

Pero ha sido la bonanza económica y el boom de la construcción los que han hecho que una nueva práctica se haya generalizado. En efecto, las empresas de contenedores y de la construcción han encontrando en la zona húmeda un lugar donde esconder sus desechos. Y así, cientos y cientos de toneladas de escombros y residuos se vierten diariamente en el humedal. 

El tráfico de camiones cargados con escombros y de maquinaria pesada es tal que más parece nos halláramos en un polígono industrial o en las obras de una gran infraestructura que en un Espacio Natural. 

Una vista cotidiana en la zona húmeda que se denuncia (8858 bytes) El depósito de inertes se realiza con toda impunidad (7481 bytes)
A la extracción de turba le sigue el relleno con vertidos que colmatan el hueco dejado (9715 bytes) Entre los vertidos se encuentran materias inflamables y contaminantes (5977 bytes)

El procedimiento es sencillo y la jugada redonda. Aprovechando las antiguas balsas de extracción de turba o los canales de drenaje se arroja, directamente y sin seleccionar, estos materiales en el agua. O bien, se excava en la zona húmeda amontonando a un lado la turba extraída. El “hueco” así creado, por supuesto repleto de agua, se rellena con todos los escombros y otros residuos generados en la demolición y en la construcción, echándolos, dentro del agua con el consiguiente peligro de contaminación del acuífero. Posteriormente se vuelve a tirar encima la turba original, en ocasiones mezclada con otras tierras. Con ello nos hemos desecho de los residuos y hemos levantado el terreno considerablemente, quedando el nivel freático muy por debajo de la nueva superficie y permitiendo, ahora, el cultivo de cítricos encima. Cítricos que, por otra parte, acaban luego en muchas ocasiones simplemente abandonados y terrenos en los que la propia Conselleria de Agricultura subvenciona el riego por goteo. Veáse el caso de Almenara. 

Como se comprenderá el daño al marjal es enorme y las posibilidades de recuperación muy difíciles y costosas. 

De nada vale la legislación existente, los varios autos judiciales prohibiendo los vertidos,  las continuas denuncias de grupos ecologistas o de ayuntamientos vecinos ante los medios de comunicación o la Guardia Civil, ante la Fiscalía de Medio Ambiente o la propia Conselleria, de nada valen las recientes medidas cautelares que ante el retraso del Catálogo aprobó la Conselleria; a pesar de todo ello, estas actuaciones se siguen produciendo diariamente ante la pasividad e, incluso, en algunos casos, la aquiescencia de alguna de las Administraciones implicadas.

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