PHN
INFORME SOBRE EL PLAN HIDROLÓGICO NACIONAL
INFORME
SOBRE EL PLAN HIDROLÓGICO NACIONAL
Este
escrito consta de unas consideraciones generales al Plan Hidrológico Nacional,
a las que siguen comentarios más concretos sobre la principal actuación
propuesta, el trasvase Ebro-Júcar-Segura y sobre algunos otros puntos, en lo
referente a los aspectos relacionados con mi especialidad profesional, acabando
con unas consideraciones finales a modo de resumen y reflexión global sobre el
PHN CONSIDERACIONES
GENERALES No
hay que ocultar que la documentación técnica remitida supone un esfuerzo
considerable de presentación de una serie de actuaciones que se pretenden
efectuar. Encontramos suficiente el contexto histórico, los antecedentes y la
presentación del estado actual de los sistemas hidráulicos y trasvases de la
Península, sin embargo en mi opinión, el Plan Hidrológico propuesto, al ser
tan complejo e incluir tantas actuaciones carece de la profundidad necesaria
para poderlas evaluar bien, siendo solo un documento introductorio. Además en
la mayoría de los casos no propone actuaciones concretas sino alternativas a
estudiar o recorridos no considerados concluyentes, porque según se admite en
el documento faltan estudios más detallados y se advierte repetidamente en el
texto que se efectuarán más adelante estudios de impacto ambiental para
decidir el plan concreto de actuación. En algunos casos ni están claros los
excedentes que se pueden trasvasar (por ejemplo en el caso del trasvase Júcar-Vinalopó
se lee que se va a hacer la trasferencia "con sobrantes del Júcar, cuando
los haya, y hasta un máximo de 80 hm3/año")
y ¿vale la pena destinar inversiones tan importantes a trasvases cuando no
existan excedentes permanentes?. En realidad la función de los trasvases debe
ser sólo para mitigar situaciones de emergencia, es decir hacerlos funcionar sólo
en años malos, para evitar daños, pero nunca como un mantenimiento constante
de regadíos ampliados con aguas de un río (siguiendo el ejemplo del mismo Júcar)
cuando el mismo apenas puede hacer frente a los años secos, ya que en aquellos
años en los que precisamente se necesite más agua el trasvase será nulo o
insuficiente y esto ocasionará graves perjuicios, a no ser que los agricultores
accedan a regar determinados campos un año lluvioso de cada x
años secos. Pero ¿es posible un modelo socioeconómico de este tipo, con el
agravante de que los años lluviosos son cada vez menos frecuentes?. Por
ello quiero hacer constar que la documentación elaborada hasta ahora, no debe
considerarse más que un primer borrador o documento general y que le faltan los
anexos correspondientes a cada una de las actuaciones, con análisis más
completos y detallados de las afecciones ambientales, posibilidades de
excedentes hídricos de las cuencas donantes a medio y largo plazo y estudios
socioeconómicos para evaluar la evolución en el tiempo de la rentabilidad del
trasvase y los fenómenos sociales que de ello puedan derivarse, como por
ejemplo los crecimientos poblacionales por inmigración, que ya se están
observando en el Sudeste español. En
la documentación técnica que me ha sido remitida, figura un anteproyecto
de ley del Plan Hidrológico Nacional, que es muy ambiguo, demasiado
general y prácticamente abierto a la autorización de cualquier transferencia,
trasvase o actuación, lo que está en total contradicción con los objetivos
que figuran en el Artículo 2 sección 1, sobre todo aquellos que se refieren al
aprovechamiento sostenible, protección de la calidad del recurso y de la economía
de sus usos, "en armonía con el medio ambiente y los demás recursos
naturales". En ningún lado figuran los requisitos que deben cumplir las
zonas a las que podrían destinarse las aguas trasvasadas, ni ninguna relación
de prioridad de acuerdo con su rentabilidad, cuando el recurso no se pueda
transferir por sequía u otras circunstancias en la cuenca cedente. En el Artículo
17, sección 2 donde pone "en ningún caso podrán destinarse las aguas
trasvasadas a la creación de nuevas zonas regables" se debería acotar la
palabra "zona", cambiándola por "superficie concreta de terreno" y se debería añadir
"entendiendo por nuevas superficies regables aquellas que se pusieron en
regadío con posterioridad a ..." concretando una fecha definida de cuando
se instaló el riego, que debería ser anterior a los trasvases realizados
anteriormente con estas premisas, como por ejemplo el trasvase Tajo-Segura. Esto
es necesario para detener las transformaciones agrarias que se están realizando
en este momento en base a las expectativas de que llegará más agua.
Probablemente esto obligará a adecuar unos mapas de los regadíos en España,
que pueden hacerse mediante las fotos aéreas existentes o que se deberían
hacer antes de completar los cálculos de las demandas, en el caso de no
existir. El anteproyecto de ley
incluye un anexo con un programa de inversiones relativos a los Planes de Cuenca
que al parecer es asumido por este Plan Nacional. Sin embargo estas actuaciones
no se detallan en los documentos del Plan Nacional y se conoce que en los Planes
de Cuenca los análisis ambientales eran muy deficientes o muy parciales. Por
ello de esta larga lista de actuaciones se debería también facilitar la
documentación correspondiente para su adecuada revisión. COMENTARIOS
AL TRASVASE EBRO-JÚCAR-SEGURA Afecciones
en la cuenca cedente No
hay ninguna duda de que el trasvase afectará al Delta del Ebro, que es un
Parque Natural, zona Ramsar, zona ZEPA y figura de protección de los humedales
de importancia internacional, según consta en el documento del PHN, volumen
de análisis ambientales. Este documento contiene un capítulo sobre el
Delta del Ebro del cual quiero hacer las siguientes observaciones: (1)
El documento ilustra con impactantes gráficas como los aportes de sedimentos al
delta han disminuido considerablemente en los años recientes, debido a los
embalses construidos. En vez de intentar solucionar este grave problema, clave
en la propia sostenibilidad del delta, comenta que si bien la detracción de
caudales para el trasvase disminuirá todavía más el aporte, esta disminución
es despreciable comparada con el efecto de los embalses. Creo sinceramente que
no pueden reducirse más los aportes de sólidos al sistema deltaico, dadas las
precarias condiciones actuales del mismo. En este sentido es engañoso hacer un
porcentaje con respecto a otras retenciones en el recorrido del río, por el
contrario hay que estimar en valores absolutos cuanto sería esta reducción y
cual sería su efecto. Falta también en el documento una estima de los aportes
que se necesitan para mantener el equilibrio del delta, que lo más probable es
que indique que requiera más aportes y no menos, de manera que una disminución
adicional por insignificante que sea puede llevar a la aceleración del
retroceso y final destrucción del sistema deltaico. Se están desarrollando técnicas,
basadas en el estudio pormenorizado de las corrientes de densidad (para los
grandes embalses como los que se construyen en China), destinadas a reducir la
retención de sedimentos en los embalses. El PHN debería estudiar como aplicar
estas técnicas en los embalses del Ebro, especialmente Mequinenza y Ribarroja,
para resolver el problema de la falta de aportes sólidos al Delta y ello antes
de hacer cualquier otra actuación, como la reducción de caudales. (2)
El documento analiza el efecto del caudal del Ebro en la cuña salina que se
establece en su desembocadura. De nuevo aporta datos y gráficas muy
ilustrativas de la relación entre el caudal y la cuña salina y concluye que el
trasvase aumentará el tiempo de duración de la cuña, pero que manteniendo un
hipotético caudal de 100m3/s
se impedirá que la cuña remonte el río más allá de la isla de Gracia, que
según el documento, a la vista de los datos del caudal del río, en algunos años
muy secos, ha debido penetrar más allá de dicho lugar. Considero que el
aumento del tiempo de intrusión de la cuña salina a 9 meses es un impacto
cuyas consecuencias no se estudian ni evalúan y pueden ser graves y
determinantes tanto de la progresiva salinización de los acuíferos como del
establecimiento de una anóxia importante en la zona profunda, que mermará la
calidad de las aguas de forma no recuperable en el excesivamente corto período
de tiempo en el que se retira la cuña y que tendrá serias repercusiones
perjudiciales para no sólo el río Ebro y ecosistemas naturales y cultivos
adyacentes (arrozales), sino también para las aguas marinas del litoral,
afectando a los acuacultivos (daños lamentablemente ya comprobados en los
cultivos de mejillón), a la recolección de marisco y a la pesca. (3)
El documento basa el mantenimiento del ecosistema del río y su delta en un
caudal fijo de 100m3/s. El cálculo de
este caudal es confuso, pero el problema no estriba tanto en la bondad de esta
cifra, sino en que sea fijo. El delta ha funcionado siempre con una variabilidad
estacional muy acusada, incluso en los últimos años, después de la construcción
de los embalses, en cambio el actual documento del PHN, volumen
de análisis ambientales, ni tan siquiera se plantea los efectos de un
caudal fijo basado en unos mínimos. La detracción de caudales dejando el río
Ebro regulado con un caudal fijo de 100 m3/s,
podría alterar peligrosamente los acuíferos costeros, viéndose afectados los
ecosistemas del delta, marjales, ullales, lagunas litorales y especialmente las
aguas marinas del litoral. Sinceramente opino que la disminución drástica de
los caudales invernales puede llevar a un desastre ecológico de graves
consecuencias en todo el sistema natural, que evidentemente se notará en las
poblaciones de aves (muchas de ellas invernantes) y peces, organismos clave en
el interés del Parque Natural del Delta del Ebro y en las de los organismos
marinos de gran importancia económica de la zona deltaica y zonas adyacentes
costeras (explotación pesquera de peces y mariscos, acuicultura, etc.). (4)
Con la detracción de caudales y el aumento previsto de regadíos en el valle
del Ebro, se producirá un efecto evidente de incremento de la eutrofización en
los ecosistemas acuáticos del delta, especialmente las lagunas. Este efecto no
ha sido estudiado en los documentos del PHN. Afecciones
relacionadas con el transporte de aguas La
calidad de las aguas del Ebro entre las tomas de Ascó y Tortosa, donde se
encuentra el azud de Cherta, ubicación del punto de derivación del trasvase,
al parecer más adecuada según el volumen
de transferencias planteadas, es muy baja, tal como figura en las tablas
recogidas en el volumen de análisis
ambientales y con el incremento previsto de los regadíos del valle del Ebro,
será aún peor. Una de las características más perjudiciales es la alta
conductividad, con aguas cargadas de cloruros y especialmente sulfatos, frente a
las aguas bicarbonatadas y de mucha menor salinidad propias de las cuencas
transitadas. La diferente composición química de las aguas así como de las
comunidades de organismos afectará mucho los ecosistemas de las cuencas
transitadas y receptoras, incluidos los vasos de agua de regulación intermedia.
Por ello debería reducirse al máximo la mezcla de aguas, llevando el agua a
los regadíos lo más directamente posible, efectuando la necesaria regulación
sólo en el principio y final del trayecto y en todo caso en depósitos o azudes
próximos a los canales de distribución. De esta manera se conseguiría evitar
la mezcla con las aguas de los cursos naturales transitados, tanto si están
embalsadas como si no. La regulación intermedia en embalses situados en cauces
naturales, tendría efectos no deseados en los ecosistemas acuáticos de dichos
embalses y ríos (tan importantes como el Mijares, Turia y Júcar), por lo que
deberían suprimirse. Por
la mala calidad de las aguas trasvasadas y conociendo que la salinidad de las
aguas del embalse de Tous (estudios realizados por nuestro equipo de investigación)
es muy inferior a las del Ebro que se quieren transferir, para no afectar a los
ecosistemas del Júcar y a los regadíos de la Ribera en la Comunidad
Valenciana, la alternativa de la compensación de las aguas de Tous por el
trasvase y la transferencia a partir de las del Júcar en Cortes, no es
adecuada. Muy importantes desde el punto de vista medioambiental son las
afecciones que pudieran producirse al Parque Natural de la Albufera de Valencia,
que podría verse afectado por la llegada de aguas y con ella organismos de
distinto tipo y procedencia. Otras
actuaciones que involucran a los ríos Mijares (embalse de Sichar) y Turia
(embalse de Villamarchante, en proyecto) u otras alternativas en lo referente al
río Júcar (embalse de Tous), necesitan de estudios de impacto mucho más
detallados para calibrar correctamente las afecciones de los ecosistemas acuáticos
en estos ríos. Una
mejora en este sentido que debería abordar el PHN, puesto que propone un nuevo
trazado para la derivación Tajo-Segura, sería la de evitar el tránsito del
ATS por el embalse de Alarcón (ver párrafo más abajo en los comentarios a
otros trasvases). Afecciones
en destino El
volumen de análisis ambientales sólo
considera las afecciones de un trasvase nulo, cuando en realidad debería
estudiar las del trasvase de agua de otras procedencias al medio ambiente
receptor, en este sentido haremos los siguientes comentarios: (1)
Las alteraciones en el intercambio iónico suelo-agua que puedan sufrir los
terrenos regados con las aguas de otros lugares no se estudian en absoluto. Se
conoce el fracaso de algunos planes de regadío por causas de incompatibilidad iónica
entre el suelo y la composición en solutos minerales de las aguas transferidas
y de nuevo en este Plan Hidrológico faltan completamente estudios sobre estos
problemas. (2)
No se aportan datos sobre los procesos derivados de la progresiva salinización
del suelo en la zona receptora y de como este proceso puede afectar a la
sostenibilidad de la agricultura. Este es un problema grave en la cuencas del
Vinalopó y del Segura y no está nada claro que el trasvase disminuya la
salinización, antes al contrarío se conoce que se puede agravar con un aumento
del regadío en regiones áridas donde predomina la evaporación. Por ejemplo
una de las hipótesis que barajan los historiadores para explicar el
desmoronamiento de imperios de la antigua Mesopotamia es la salinización de los
suelos por el regadío con aguas de salinidad creciente cuando el clima se hizo
más árido. Un ejemplo actual de este problema es el valle del río Colorado,
donde en algunos de sus tramos debe recurrirse a estaciones desalinizadoras para
rebajar la mineralización de las aguas del río utilizadas para el regadío,
debiéndose efectuar periódicamente riegos con aguas desalinizadas para
proceder al lavado de los suelos. Si amplias zonas del Sudeste son regadas con
el método tradicional y con una elevada reutilización de retornos, según el
volumen de análisis de los sistemas hidráulicos, la evaporación en las
zonas regadas con aguas bastante cargadas de sales, como son las del trasvase
del Ebro mezcladas con las ya existentes, y peor aún la evaporación en las
regadas sucesivamente con los excedentes de riego, cada vez más salados, irá
produciendo un enriquecimiento en sales de los suelos. El PHN debería
introducir algún estudio edafológico en este sentido, antes de decidir qué
superficies se van a regar y cómo en la cuenca receptora. (3)
Según el volumen de análisis ambientales,
el trasvase nulo produciría, entre otros, los siguientes efectos negativos
de carácter ambiental: "empeoramiento de la calidad de las aguas,
degradación de suelos y ecosistemas, empeoramiento del estado ecológico de los
cauces, aceleración de procesos de salinización, incremento de pérdidas de
suelo, etc.". Estos son los efectos no de un trasvase nulo, sino de una sobreexplotación agrícola y el trasvase solo favorecerá dicha
sobreexplotación. Si se quiere en realidad mitigar estos efectos, deberían
plantearse actuaciones como por ejemplo la recuperación de los meandros del
Segura, que sí que podría reducir los impactos ambientales antedichos,
favorecería la recarga de acuíferos y contribuiría a mejorar el paisaje. La
conservación o la restauración de marjales y humedales y de la vegetación en
general, podría tener efectos beneficiosos en la formación de lluvias, tal y
como ha sido comprobado por los meteorólogos y físicos del aire en diversos
lugares (Florida, California...) y concretamente por los estudios realizados por
el CEAM (Valencia) en nuestro país, cuyos modelos de circulación atmosférica
indican que los marjales y la vegetación favorecen el mecanismo de
retroalimentación positiva de las lluvias en el Levante español. COMENTARIOS
A OTROS TRASVASES O CONDUCCIONES Para
los otros trasvases propuestos deben tenerse en cuenta los mismos problemas,
apuntados para el trasvase Ebro-Júcar-Segura. Se introducen aquí sólo dos
comentarios muy concretos: (a)
Afecciones en la cuenca cedente En
el volumen de análisis ambientales solo
se tiene en cuenta el Delta del Ebro, como afecciones en el origen, justificando
que por estar el Duero y el Tajo bajo leyes internacionales no entran en su
competencia. Sin embargo hay otros trasvases menores o conducciones que si bien
se tratan en el apartado de afecciones en el transporte de dicho volumen,
no se tratan en las afecciones en origen, aunque queden dentro del ámbito
nacional. Sin embargo en muchos casos los trasvases o conducciones afectan tanto
a los riegos, alimentados por el río aguas abajo, como a los espacios naturales
que de él dependen, muchas veces ya con figuras de protección tipificadas. Por
ejemplo en la distribución al Sudeste se incluye una lista nacional de lugares
que serán afectados por nuevas conducciones por ejemplo la del Júcar-Vinalopó
y del Júcar depende el Parque Natural de la Albufera. Las posibles incidencias
de estas conducciones en éste u otros espacios naturales tan necesarios para
los equilibrios pluviohídrológicos deben ser estudiadas, antes de proceder a
la aprobación o incoporación de estas actuaciones en el PHN, aunque éstas
figuraran en los Planes de Cuenca. (b)
Afecciones
en el transporte Trasvase
Tajo-Segura En
los documentos del PHN se estudia una variante del trazado actual del ATS que
partiendo de las proximidades de la presa en el embalse de Alarcón, conduzca el
agua directamente a la cámara de carga del Picazo mediante un nuevo trazado (túnel
de Tébar), para evitar así que el ATS discurra, como lo hace actualmente, por
un tramo de río y por el túnel del Picazo. Podría ser de interés ecológico
ampliar esta derivación en dirección aguas arriba hasta empalmar con el canal
de trasvase en la cola del embalse, con lo que se evitaría que las aguas del
ATS permanecieran en el embalse de Alarcón y se mezclaran con las aguas del
embalse, antes de ser transferidas. De esta manera se tendrían tres grandes
ventajas: (1)
Mayor eficiencia en el trasvase al anular las pérdidas por evaporación en un
embalse de gran superficie como el de Alarcón, situado en una región semiárida,
pérdidas que también influyen en el balance hidrológico e hidroquímico del Júcar
(2)
Evitar la mezcla de aguas de diferente procedencia, que como se ha comentado no
es adecuada desde el punto de vista ecológico. (3)
Disminuir las drásticas fluctuaciones de nivel en el embalse que erosionan el
litoral y perjudican las comunidades de organismos litoral-bentónicas y pelágicas. La
regulación de caudales en Alarcón carece de sentido si consideramos que existe
suficiente capacidad reguladora en los embalses de partida y los de la cuenca
receptora. COMENTARIOS
A LOS EFECTOS ECOLÓGICOS SOBRE LA BIOTA Y A LA ÍNFIMA CONSIDERACIÓN DE LOS
ORGANISMOS EN LOS ANÁLISIS DE CALIDAD DE LAS AGUAS El
capítulo sobre la biota en el volumen de
Análisis ambientales es totalmente deficiente, a pesar de que existe
bastante bibliografía e informes sobre diferentes aspectos biológicos en ríos
y embalses (por ejemplo en la revista Limnetica
de la Asociación Española de Limnología), datos que podrían haberse
incorporado al proyecto del PHN. Se da un tratamiento simplista a las afecciones
relacionadas con la migración y transporte de especies, reduciéndolo a dos o
tres páginas de texto y considerando solo unas pocas especies, principalmente
de peces, sin apenas referencias a los macroinvertebrados y los organismos de la
flora y fauna microscópica, que son trascendentales para el funcionamiento de
las cadenas tróficas y de los ciclos biogeoquímicos. Asimismo
en el capítulo de calidad de las aguas
no se tiene prácticamente en consideración la biota y concretamente los
indicadores biológicos de calidad, apenas hay nada sobre índices bióticos,
biodiversidad, vegetación de ribera, etc., lo cual tendrá que subsanarse, ya
que la Directiva Marco Europea incluye también como parámetros básicos en el
control de la calidad de las aguas, los derivados de las comunidades bióticas
que las habitan. CONSIDERACIONES
FINALES Como
conclusiones de los expuesto y con la adición final de unas reflexiones
globales, reúno aquí los puntos que, en mi opinión, merecen ser destacados: (1)
El PHN es incompleto en cuanto al tratamiento que se da al análisis de las
afecciones ambientales, sobre todo en las cuencas cedentes, pero también en las
receptoras. (2)
El cálculo del caudal ecológico que se deja al río de la cuenca cedente, es
muy discutible, principalmente porque es fijo y mínimo, pero no ecológico. Las
comunidades de organismos están adaptadas al régimen estacional, con mínimos
estivales, pero no con mínimos también invernales, es decir mínimos
permanentes (intra e interanuales). Concretamente en el caso del Ebro, los
documentos del PHN no demuestran que no vaya a haber impacto con una detracción
de caudales tan enorme como la que se propone, 1000 Hm3/año,
garantizando sólo un caudal “ecológico” fijo
de 100 m3/s,
que no supone mas que un volumen del orden de 3100 Hm3/año.
Antes al contrario, denotan que el Ebro no es tan excedentario, de manera que
retirarle un caudal que lo deja en unos mínimos, tan mínimos que no permiten
un régimen estacional, significará un impacto gravísimo al Parque Natural del
Delta y a los ecosistemas marinos del Mediterráneo, mantenidos por la
desembocadura de un río con ciclos estacionales. No se puede admitir en ríos
de nuestra climatología una anulación de las variaciones estacionales del
caudal. (3)
No se estudia algo tan fundamental como el impacto que supone la mezcla de aguas
de diferente naturaleza, calidad y procedencia, lo cual se da en todas las
alternativas de trasvase propuestas y que supone transtornos hidroquímicos y
biológicos y por tanto impactos ecológicos en los sistemas transitados y
receptores. (4)
El impacto ecológico de las obras de trasvase solo se comenta pero sin aportar
estudios ambientales detallados. (5)
La información que se aporta sobre la sostenibilidad del trasvase es muy poca,
tanto a efectos de las cuencas cedentes como de las receptoras, considerando
esta sostenibilidad tanto desde el punto de vista ecológico como el agrícola,
socioeconómico, etc. El PHN se basa en el transporte de agua, que no es más
que una solución rápida para casos de emergencia. Se deberían plantear también
soluciones a más largo plazo basadas por ejemplo en la restauración hidrológico-forestal,
pues está comprobado el importante papel de la vegetación en la regulación y
conservación de los recursos hídricos, así como de la erosión del suelo y la
desertificación. (6)
El PHN no debería incorporar las actuaciones propuestas por los Planes de
Cuenca sin una evaluación más seria y completa de las mismas. Estas
actuaciones suponen, por lo general, la aceleración de la destrucción y
degradación de los ya muy mermados ecosistemas acuáticos que nos quedan.
Muchas de estas actuaciones deberían revisarse y cambiarse por actuaciones más
blandas, que impliquen lo más mínimamente posible a los sistemas naturales.
Actualmente las grandes obras no son las actuaciones mejores, sino que por el
contrario las mejores son aquellas que causen menor impacto y permitan un
desarrollo sostenible. (7)
El PHN, así como los Planes de Cuenca, contienen muy pocas actuaciones
destinadas a la mejora de la calidad y gestión del agua, al mantenimiento de
las obras hidráulicas actuales, a la disminución de impactos ambientales
debidos a las obras ya existentes y a la restauración de los ecosistemas
fluviales y su llanura aluvial. Hay que tener en cuenta que la demanda social en la actualidad no es sólo de superficies de regadío sino de espacios naturales, y no únicamente para la conservación de la biodiversidad o fines recreativos, científicos, paisajísticos o estéticos, sino también para salvaguardar ecosistemas clave en la contención de la contaminación, la erosión, el deterioro de la hidrología superficial y subterránea, etc. Además, por su interacción con la atmósfera e hidrosfera circundantes, la conservación de los espacios naturales beneficiará zonas más amplias, lo que luego va a repercutir sin duda en la relentización de los cambios locales (desertización, contaminación, etc.) y en el buen funcionamiento de los ecosistemas explotados por el hombre (agricultura, pesca, etc.). Por ello cualquier actuación encaminada al uso del agua, debe plantearse con un máximo respeto a los ecosistemas naturales (bosques de ribera, turberas, humedales, ecosistemas terrestres circundantes, etc.), es decir deben tener el mínimo impacto ambiental sobre los terrenos o cauces, aunque éstos no posean ninguna figura de protección legal, y hacerse sólo en aquellos casos en los que su necesidad esté bien justificada, no olvidemos lo que se ha dicho en diversas ocasiones, que "la actuación de mayor impacto es la innecesaria". Por todo lo expuesto, creo que los documentos de este proyecto no son suficientes para la aprobación del PHN, faltándole todavía información muy básica. No se prueba en absoluto que la detracción de caudales invernales al río Ebro en la magnitud barajada en este proyecto, y tanto en años secos como en años lluviosos, no conlleve un daño ecológico y socioeconómico irreversible al Parque Natural del Delta del Ebro, antes al contrario en los documentos elaborados queda bien claro: (1) que este sistema deltaico depende de los aportes de agua y sedimentos del río Ebro y (2) que en la actualidad, el mantenimiento de dicho sistema deltaico es ya muy frágil y mermado. Tampoco está claro que la mejor solución al déficit hídrico del Sudeste español sea este agresivo trasvase de un río, probablemente no lo bastante excedentario para transferir unos caudales de agua tan elevados y abordar otras soluciones como puedan ser las plantas desalinizadoras, una utilización bien conjuntada de aguas superficiales y subterráneas, un desarrollo y mejor organización de la reutilización de las aguas residuales de las ciudades y de los sobrantes de regadío, un plan de recuperación de humedales y vegetación en relación con las circulaciones atmosféricas para estimular lluvias, además de un plan de ordenación racional de las superficies regadas en función de su rentabilidad CON AUTORIZACIÓN DEL AUTOR |
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